Seis soldados del Ejército Nacional de Colombia fueron asesinados en una emboscada perpetrada por la disidencia del Bloque Jorge Suárez Briceño, conocida como la compañía Isaías Carvajal, en el municipio de Guanapalo, Guaviare. El ataque ocurrió en la madrugada del domingo, cuando una patrulla militar que protegía a excombatientes desmovilizados de las FARC fue sorprendida por los insurgentes.

La disidencia, liderada por alias Calarcá Córdoba, afirmó que actuó en “legítima defensa” y expresó su compromiso con la paz. Sin embargo, este ataque contradice el cese al fuego acordado con el gobierno del presidente Gustavo Petro, quien había suspendido recientemente las operaciones militares contra este grupo para facilitar los diálogos de paz. El presidente calificó el ataque como una “traición” y anunció la formación de una comisión independiente para investigar los hechos.

Este incidente pone en peligro uno de los pocos procesos activos de paz en Colombia y ha generado críticas incluso dentro del oficialismo. La senadora María José Pizarro, del Pacto Histórico, sugirió que frente a grupos que rechazan la voluntad de paz, solo queda la vía de la ofensiva y el sometimiento.

La disidencia de Calarcá ha rechazado la propuesta del gobierno de concentrarse en zonas delimitadas, dificultando aún más el proceso negociador. Mientras tanto, el frente John Linares, subordinado a Calarcá, busca expandir su control territorial, enfrentándose incluso a otras disidencias. Este panorama complica la prórroga del cese bilateral y pone en jaque el proceso de paz en Colombia.


Fuentes:

  • El País

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